El Islam


Origen, creencias  y el reto que representa para el cristianismo


Por: René Pereira-Morales


Ante los desgraciados eventos ocurridos el 11 de septiembre del 2001, perpetrados, según se alega, por facciones radicales y extremistas islámicas, ha surgido en el occidente un interés súbito de conocer más acerca de una de las religiones más grandes y de mayor crecimiento eh el mundo: El Islam.1  Poco se sabe en los círculos cristianos acerca de esta religión (ya que no se puede definir como una secta). Y como suele suceder, se acostumbra a hablar y argumentar sin la evidencia y las pruebas acerca de las verdaderas creencias de otras personas, cometiendo así graves errores. Por otro lado, la desgracia sucedida ha hecho el que los musulmanes que viven en América (entiéndase las tres Américas}, repentinamente salgan de su silencio y relativa secretividad, para afirmar en los medios  de comunicación que su religión es una que promueve la paz y condena cualquier acto de violencia contra el ser humano, según la ley de Alá. Por tal razón, una vez más nos hemos visto en la necesidad de escribir un poco sobre este movimiento con el fin de ilustrar al pueblo cristiano y brindar herramientas para, no solo conocer al Islam, sino también poder hablarles de Cristo (Isa) a estas personas a quienes se les ha presentado una idea totalmente errada del cristianismo y la persona de Jesús.


En este escrito estaremos analizando los siguientes puntos importantes:

l.  ¿Qué es el Islam?
2.  ¿Quién fue Mahoma y cuál fue su trayectoria como profeta?  
3.  ¿Cuáles son sus doctrinas fundamentales?
4. Diferencias entre el Islam y el Cristianismo
 5.   ¿Promueve realmente el Islam la paz y el amor entre las personas?
6.   ¿Cómo testificar a los musulmanes?

¿Qué es el Islam?

Primeramente vamos a los términos. La palabra Islam quiere decir “sumisión”, e implica el acto Supremo de un musulmán de someterse totalmente a la voluntad de Alá, y lo que le fue revelado a su profeta Mohamed (Mahoma, doctrina que fue recogida en el escrito sagrado, del Corán y el conjunto de la Sunna, o Tradición lslámica.  Mahoma nunca redactó obra alguna. Se limitó a predicar y a combatir por el Islam, una nueva religión que al principio no fue aceptada por los árabes, quienes en aquel entonces practicaban el politeísmo. Los árabes pre-islámicos creían en una pluralidad de espíritus protectores que residían en el agua, los bosques y en las piedras. Es lo que conocemos como animismo. Ya desde estos tiempos, la Ciudad de la Meca era considerada  como sagrada, donde acudían los beduinos en caravanas para adorar la piedra negra llamada Kaaba. Esta piedra probablemente fue un meteorito que cayó del cielo, y los árabes animistas creyeron que era una especie de manifestación o regalo de los dioses. Los joraichitas, una tribu árabe, consideraban a esta piedra como el dios Húbal, deidad principal de su religión. Posteriormente el Islam convirtió este lugar en un  santuario donde acuden anualmente miles de fieles musulmanes

 Aunque el Islam comenzó a propagarse entre las tribus árabes, debemos evitar el error de relacionar a los musulmanes con los árabes. Un árabe es una persona oriunda de Arabia y aunque es una región predominantemente musulmana, un árabe no tiene que ser necesariamente musulmán. Sin embargo, un norteamericano puede ser musulmán, si se convierte a esta religión y decide cumplir con los requisitos establecidos para ello. Existen actualmente musulmanes en la mayoría de los países de occidente. No sólo por el hecho de que muchos de ellos han emigrado desde el mediano oriente hacia América, sino también por el hecho de que el Islam es una religión misionera, y como cuestión de hecho, una de las religiones de mayor crecimiento en el mundo. Por esto ha Iogrado hacer convertidos entre los occidentales, especialmente entre los afroamericanos en los Estados Unidos. Esto se debe, principalmente, a que muchos negros resienten el racismo que han sufrido por décadas y han decidido romper con todo lo que proviene de los blancos, incluyendo su religión.

El profeta del Islam, Muhammad, o Mahoma, nació el 20 de abril del año 571 d.c. Pertenecía a una familia pudiente y aristocrática. Sus padres fallecieron siendo él aún una persona joven. No se sabe mucho de su niñez, aunque la tradición islámica sostiene que llevó a cabo varios viajes en los que llegó a tener contacto con monjes cristianos. De ahí que exista la teoría de que su notable apego al  monoteísmo tiene su origen precisamente en los contactos con estos monjes. Después de la muerte de sus padres, su abuelo, y posteriormente su tío se hicieron cargo de él, hasta la edad de 25 años. A esta edad, Mahoma se casó con una viuda rica de más de 40 años de edad, de la que tuvo varios hijos. Solamente le sobrevivió una hija llamada Fátima, quien se casó con su primo Ali. De este matrimonio es que surgió la línea de descendientes legítimos del profeta.

 A la edad de 30 años (601 d.C.) Mahoma alegadamente experimentó un encuentro espiritual con el arcángel Gabriel, quien le entregó el Corán después de varias visiones que tuvo de noche.  Ahí fue cuando Mahoma comprendió que no hay sino un solo Dios: “El es el Señor del Oriente y del Occidente; no hay más Dios que él: tómale pues, oh Mahoma, por tu patrono ”(Corán 7:3 9). De esta manera, Mahoma abrazo el monoteísmo y rompió totalmente con su pasado animista pre-islámico.

Tan pronto Mahoma comenzó su misión de predicar la nueva fe, comenzó a tener problemas con los árabes. Primero éstos se mostraban indiferentes, y los ricos comenzaron a molestarse con su prédica que incluía la justicia social y repartir limosnas a los pobres. Mahoma comenzó a predicar en la ciudad de la Meca, donde sólo pudo conseguir unos pocos seguidores. Prosiguió su camino  visitando otros pueblos de la región, como Taif y Yatrib,  llamada posteriormente Medina, obteniendo el mismo resultado. Ya contando con cincuenta y un años de edad, Mahoma decidió cambiar totalmente su estrategia de una espiritual, a la bélica y militar. En Medina logró obtener la jefatura  de la cuidad, y la hizo su centro de operaciones. Posteriormente obtuvo el apoyo de los medinenses, y comenzó para el año 622 (fecha que da comienzo al calendario musulmán), la llamada Hégira o la emigración a la Meca.

Mahoma dio comienzo a la “guerra santa”, y la primera confrontación ocurrió en Badr para el 624, en una refriega contra los joraichitas. Fue una batalla sangrienta. Estos organizaron una revancha en el 625 donde derrotaron a los musulmanes en Uhud. Mahoma fue herido en esta batalla, pero se recuperó muy pronto. Comenzó entonces a atacar las caravanas de los beduinos, quienes se organizaron y se unieron a los de la Meca para aniquilar totalmente a los musulmanes. Las fuerzas musulmanas fueron bloqueadas en Medina en el 627 y se mantuvo el sitio de la Ciudad por espacio de un mes. Los atacantes fracasaron en su intento de penetrar en Medina y derrotar a los musulmanes.

Viendo Mahoma que la guerra tampoco estaba logrando los resultados deseados, recurrió a la vía diplomática. Entró en tratos con la Meca, e incluso llegó a contraer matrimonio con Umm Habiba, hija de una familia noble mequense. Fue a través de esta importante influencia, que Mahoma logró finalmente tener acceso a la Meca. Mahoma falleció el 8 de junio del 632, a la edad de 61 años. Realmente durante su vida no logro una expansión significativa del Islam. Después de su muerte el tribalismo volvió a cobrar auge, y parecía que todo volvería a la misma condición que existía previo a la prédica de Mahoma.

 No obstante, sus sucesores y amigos íntimos continuaron con la lucha, logrando mayores. conquístas que las que obtuvo el profeta.  Eventualmente el Islam triunfó sobre el paganismo pre-islámico, absorbiendo en parte sus tradiciones. En siglos posteriores, esta religión se expandiría rápidamente por todo oriente medio y occidente, llegando a ser lo que es en la actualidad: una de las religiones mundiales más importantes y de mayor crecimiento.

Sus doctrinas principales

El Islam consiste en una serie de pilares o puntos fundamentales que todo musulmán debe obedecer y seguir al pie de la letra. Existe discrepancia en el pueblo musulmán con relación a estos pilares, específicamente con el último de ellos. Como en la mayoría de las religiones existentes, el Islam tiene seguidores de línea moderada y otros de tendencia fundamentalista y radical. De hecho, recientemente ante los ataques del ll de septiembre del 2001 contra los Estados Unidos perpetrados por grupos terroristas islámicos, muchos líderes musulmanes moderados que viven en occidente, hicieron alegaciones ante la prensa afirmando que el Islam es una religión de paz, que condena la guerra y la violencia. Óbviamente, estas alegaciones surgen ante el temor de represalias en contra de las mezquitas y los que practican la fe musulmana.  Estas alegaciones no son del todo ciertas. Si bien es cierto que no todos los musulmanes promueven el terrorismo ni la violencia en contra de vidas inocentes, no es menos cierto que dentro del Islam se justifica la violencia y el asesinato cuando se hace para defender la fe de aquellos que atentan contra ella. Los musulmanes moderados sostienen que existen cinco pilares, y excluyen (o espiritualizan) el último de ellos, -el Jihad, o la guerra santa. Sin embargo, cabe señalar que el mismo Mahoma estableció esta práctica, como hemos visto, cuando no logro la conversión por medios espirituales.  El Corán mismo establece este pilar y expone cuáles son las causas para convocar a una guerra santa que obliga a todo musulmán a tomar las armas. Pero, veamos cuáles son estos pilares

(1) El Shahada  o la profesión de fe: que resume la fe islámica en la Base "No hay más Dios que Alá, y Mahoma es su profeta ". El Corán lo expresa de esta manera: “Oh fieles, creed en Dios, en su Enviado, en el libro que Alá envió a su profeta Mahoma y en las escrituras que envió antes. Pues el que no creyere en Dios, en sus ángeles, en sus libres, en Sus profetas y en el juicio final, se halla en un error Iejano de Ia verdad" (Corán, Sura 4:135)

(2) El Salát o la Oración: Todo musulmán debe orar cinco veces al día en dirección a la Mesa, inclinando su rostro en cualquier lugar que se encuentre. El Corán lo expresa así: “Queremos que el lugar a donde diriges tus ruegos sea grato, Vuelve tu frente hacia el templo de Haram. En cualquier Iugar donde te halles, dirige tus  miradas hacia el santuario augusto" (Coran, Sura 2:l39).

(3) El Sawm o el ayuno: Este ayuno comienza en el mes de Ramadán, que registra cuando el Corán descendió del cielo en manos de Mahoma. Durante este periodo, todo musulmán tiene que abstenerse de todo alimento y toda bebida. También debe abstenerse de sostener relaciones sexuales. Cita el Corán: “EI mes de Ramadán, en el cual el Corán ha descendido del cielo para ser Ia guía, la luz de los hombres y la regla de sus deberes, es tiempo destinado a Ia abstinencia... Cumplid enseguida el ayuno hasta la noche; alejaos de vuestras mujeres y llenad el dia con vuestras plegarias " (Coran, Suras 2: 181 y 183). `

(4) El Zakah o la limosna ritual: El musulmán está obligado a dar limosna a los pobres y necesitados. De esa manera consigue obtener el favor de Ala y se desprende de las cosas materiales.

(5) La Hégira  o la peregrinación a la Meca:
 Por lo menos una vez en la vida, todo musulmán tiene la obligación de acudir en peregrinación a la Ciudad sagrada de la Meca en Arabia Saudita. Debe llevar una ofrenda y se requiere preparación para este momento tan esperado y tan especial en la vida de un fiel devoto. Debe también ayunar tres días durante el viaje. El Corán dice: “Cumplid Ia peregrinación a la Meca, por Io menos una vez en Ia vida, la visita del templo en honor de Dios” (Corán, Sura 2: 192).

Este próximo principio es el que un sector más moderado del Islam no incluye, aunque, como hemos explicado, se halla enseñado en el Corán y en los escritos de la Sunna y el Hadith, la tradición oral.  Cabe señalar también que algunos aceptan el Jihad, o la guerra santa, no como una lucha armada, sino como la lucha espiritual para convertir al mundo entero a la fe islámica.

(6) El Jihad o la Guerra Santa: El Corán reza de la siguiente manera; "Combatid por la defensa de la fe " (Sura 2:245), “Matad a vuestros enemigos donde quiera que los encontréis” (Sura 2:186-187), “Si morís u os matan combatiendo en la senda de Alá, os espera su misericordia, que es mejor que las riquezas' mundanas que atesoráis ” (Corán, Sura 2:l49).

 El Corán promete a aquellos que dan su vida en el Jihad, una recompensa futura de goces y deleites en el paraíso. Un lugar rodeado de espléndidos jardines donde viven las huríes, unas mujeres purificadas que garantizarán el vivir eternamente en placer y deleites. " Vivirán en los jardines donde corren los arroyos. Cuando coman sus frutas que allí crecen, dirán: he aquí las frutas que nos nutríamos en la tierra; pero de las frutas terrestres sólo tendrán la apariencia.  Y encontrarán allí las mujeres purificadas, las jóvenes huríes. Y su estancia en los jardines será eterna" (Corán, Sura 2:23).

Otras creencias del Islam incluyen la existencia de los ángeles, los demonios, el infierno y el establecimiento del estado musulmán teocrático. Para el Islam el libro sagrado del Corán es más que un libro religioso o espiritual. Es su código moral, civil y penal. Sus preceptos regulan aspectos como la alimentación (prohíben el uso del vino, comer carne de cerdo, juegos de azar, etc.), fijan la condición de la mujer, cuál debe ser su conducta y el matrimonio, donde se permite tener cuatro esposas legítimas y las esclavas que pueda mantener. Todo este conjunto de reglas y estatutos comprenden lo que se llama el Jariáh o la ley islámica.

Para el Islam no existe el concepto de la separación entre la iglesia y el estado, que conocemos en muchos países occidentales. Aunque en aquellas naciones donde son minoría, los musulmanes se restringen de ciertas leyes, como es la poligamia, la meta es
 

lograr que cada nación y pueblo del mundo se someta totalmente a Alá, por convicción, o por la fuerza, si es necesario. Una vez un país se vuelve predominantemente musulmán o alcanza una buena cantidad de devotos musulmanes, se debe tomar el poder e instaurar el estado musulmán, regido por las leyes del Corán y el Jariáh.

De manera parecida al cristianismo, el Islam tiene sus escuelas filosóficas que interpretan de manera distinta ciertos elementos de la fe y mantienen tendencias religiosas diversas. Podemos mencionar la escuela sunnita, que poseen en la “costumbre” o tradición (la Sunna), una Segunda fuente de fe, en adición al Corán. Es algo bastante parecido a lo que existió en el judaísmo en los tiempos de Cristo con las sectas de los fariseos y los saduceos. La Sunna, o tradición, que comenzó como una de naturaleza oral, se recogió en varios escritos, con el fin de explicar el Corán y reglamentar ciertos aspectos de la fe y práctica, después de la muerte de Mahoma. Para el  748 d.C. surgió la escuela mutazili -(o disdente) bajo el liderato de Vásil inb-Ata. Esta escuela asumió una postura más liberal, racionalista y propulsora del libre albedrío. También apareció la escuela cadari, defensora de la libertad humana, frente al fatalismo que caracteriza al Islam.  Esta fue una escuela de carácter más filosófico.     Otro grupo importante lo son los chiitas, o partidarios de Alí. Este es un grupo más fundamentalista y puritano. Los chiitas introdujeron un elemento nuevo en el Islam, y es la figura del Imán. Este se convirtió en guía espiritual y maestro de la fe. Actualmente el título se emplea para designar a los que están a cargo de las mezquitas. Los chiítas rechazan la Sunna por considerarla adulterada y poco digna de fe. Estos a su vez se dividen en unas setenta sectas que rivalizan entre sí. Veneran a Mahoma, a Alí y  a Husain, estableciendo una especie de trinidad simbólica en la que se atribuye a Mahoma la revelación, a Ali la interpretación del Corán, y a Husain, la redención.

 La mezquita es el templo islámico y centro de la vida religiosa musulmana. Al principio consistía en un simple patio de forma rectangular, sin techo y cercado con un vallado. Posteriormente se le añadió un techo de hojas de palmeras y de barro. Su mobiliario era muy sencillo, siendo lo principal el mimbar o pulpito, donde el Imán impartía la enseñanza.  Durante sus conquistas, los musulmanes entraron en contracto con otros pueblos, asimilando en gran parte la arquitectura de los romanos, sirios, bizantinos, persas, hindúes y egipcios. Así evolucionó la mezquita hasta convertirse en un edificio más elaborado. Se introdujo la parte semicircular llamada mihrab, donde se hacían las oraciones, una fuente para el lavamiento ritual, y minarete o torre desde donde el almuédano anunciaba a los creyentes las horas del rezo.


 En cuanto a las creencias principales del Islam, podemos mencional las siguientes:

1. Alá: Es el supremo ser por encima de todo y es suficiente en sí mismo. Nunca fue creado, y es el creador de todo, sin principio ni fin. No tiene esposa, ni des- cendencia.  Conoce todas las cosas, está en todas partes, y es todopoderoso. También Alá es el creador de lo bueno y lo malo.

2. Los Angeles: Residen en el mundo invisible, y ejecutan las ordenes de Alá.  Están exentos de todo pecado. Mahoma afirmó que el ángel Gabriel fue quien le entregó en sus manos el Corán.

3. Los profetas o  mensajeros: Fueron personas enviadas por Alá a un grupo especifico de individuos con el propósito de llevarles el mensaje de Alá. Algunos de ellos fueron Noé, Abraham, Moisés, David, Jesús, y el mayor de todos: Mahoma, Los musulmanes afirman que los profetas anteriores a Mahoma, incluyendo a Jesús (Isa), fueron enviados a un grupo limitado de personas, mientras que Mahoma fue enviado a toda la humanidad.

4. Los Libros: El Islam reconoce muchos libros sagrados que fueron dados por Alá, sin embargo afirma que todos ellos, excepto el Corán, están adulterados y no son confiables, pues no tenemos los manuscritos originales, Además del Corán, reconocen como libros sagrados:
a. El Torah o Pentateuco, los primeros Cinco libros de Moisés. 
b. El Injil o los Evangelios
c. Los Salmos: Los musulmanes reconocen únicamente los escritos sagrados que le fueron dados a David.

5.   El día del juicio: El día futuro en que el mundo y los gobiernos de las naciones llegarán a su fin, y todos los hombres enfrentarán el juicio de Alá, basado en sus obras. Todos los musulmanes irán al paraíso, y los no musulmanes irán al infierno.

6. El Paraíso: El lugar donde irán a morar todos los musulmanes piadosos. Para el Islam, el paraíso es un lugar rodeado de árboles frutales, de felicidad y placer.  Como hemos explicado anteriormente, allí están las huríes, o doncellas purificadas que les servirán de mujeres.

7. El infierno: Un lugar de tormento y castigo donde serán arrojados todos los que no se han sometido a Alá, ni tampoco a la revelación dada al profeta Mahoma.

Algunas personas entienden que la deidad musulmana de Alá es la contraparte cristiana de Dios, lo único  que con un nombre distinto. Sin embargo,  basta con echar un vistazo a los atributos que los musulmanes y el Corán le atribuyen a Alá para  darnos cuenta que no son los mismos.   Si bien el Islam, es monoteísta, y su deidad mantiene algunas similitudes con el Dios de la Biblia, hay varias diferencias fundamentales.

De acuerdo con el Islam, Alá posee cuatro funciones fundamentales con respecto al universo que ha creado: creación, sostenimiento, guía y juicio. Es presentado como un Dios misericordioso y justo. Sin embargo es también un Dios vengativo. Los musulmanes no lo consideran como un padre, sino como un amo a quien deben servir y temer. Es un Dios que jamás ha hecho un sacrificio de amor por la humanidad, como en el caso del Dios de la Biblia que envió a su propio Hijo para morir por los pecados. Tal cosa es inaceptable para el Islam, ya que rechazan la Trinidad. Reconocen a Jesús únicamente como uno de los 1,400 profetas que han existdo, inferior a Mahoma. El Corán le llama Isa, y establece que nació de María y la intervención sobrenatural del arcángel Gabriel.  Obviamente, al rechazar la Trinidad, niegan por completo la deidad de Cristo.  Tampoco admiten que murió en una cruz, como lo registra la Biblia, y también historiadores extra-bíblicos como Flavio Josefo, Tácito e Ireneo.

Algunos musulmanes son enemigos acérrimos de los judíos y de los cristianos. Según declara el mismo Corán: “No os hagáis amigos ni de judíos ni de cristianos. Ellos solo son amigables unos con otros, y todo el que se haga amigo de ellos, se convierte en uno de ellos.  ¡No!, Alá no respalda a ninguno de estos malvados” (Corán, Sura 5:5l). “Estén listos para enfrentarlos por medio de la guerra armada.” (Corán, Sura 8:59- 60). “Maten a esos malvados donde quiera que los encuentren. Tómenlos cautivos, embósquenlos, y si se arrepienten y establecen el culto islámico, entonces déjenlos en paz; Allá es misericordioso y perdonador” (Corán, Sura 9:5).

Los musulmanes culpan a los cristianios de las matanzas y el sufrimiento que experimentaron de mano de los europeos y los bizantinos durante las cruzadas y posteriormente durante la época del imperialismo británico, español y francés. Durante el siglo XIX y parte del XX, estos imperios fundaron colonias en lo que hoy es el Sudan, Egipto, Arabia Saudita, Argelia  y otros. Sometieron a la fuerza y de manera brutal a los musulmanes que vivían en esos lugares, convirtiendo sus países en colonias que fueron explotadas por las metrópolis europeas. Por tal razón, muchos musulmanes justifican su odio y su resentimiento hacia el cristianismo, relacionando el mismo con esa nefasta historia. Por supuesto, a la hora de hacer un análisis histórico objetivo, también los pueblos musulmanes infligieron mucho sufrimiento a los pueblos que ellos conquistaron, incluso cuando casi logran quedarse con una buena parte del continente europeo para la última mitad de la Edad Media. De todas formas, no se puede culpar a los musulmanes de hoy en dia por un pasado histórico sangriento, como tampoco sería justo culpar al pueblo cristiano por los hechos que gobernantes y papas sanguinarios e impíos realizaron bajo la bandera del cristianismo.

Entre Ala y Jehová, ¿Hay alguna diferencia?

Aunque el Islam afirma que Alá es un Dios misericordioso y compasivo, existe una palabra clave que no se afirma en ningún escrito musulmán: Amor. Alá no es un Dios de amor, y su único favor es con aquellos que cumplen al pié de la letra con sus estatutos dados a Mahoma.   En ninguna parte del Corán ni de la Sunna se establece que Alá haya realizado algún acto de amor, o algún sacrificio por el ser humano. Cuando se le pregunta a un musulmán cuál es el acto de amor que Alá ha hecho por ellos, suelen responder diciendo: “perdonó nuestros pecados, nos ha dado familia y provisión, y nos muestra misericordia”. Sin embargo el concepto de un Dios de amor, es inexistente en el Islam, Tampoco es aceptable en el Islam, que Alá se haya sacrificado o entregado asi mismo por su  pueblo. Ha dado bendiciones, ha tenido misericordia, pero jamás se ha dado a si mismo. En Juan 15:53 dice la Escritura: “Nadie tiene mayor amor que éste, que uno ponga su vida por sus amigos.” Según Jesús, el mayor acto de amor que puede hacerse es poner la vida de uno por otra persona. San Pablo también escribió “Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Pues, mucho más, estando ya justificados en su Sangre, por él seremos salvos de la ira” (Ro. 5:7-9). La pregunta que surge es: ¿Ha realizado Alá el acto más grande de amor? La respuesta es no. Alá nunca se ha sacrificado ni se ha ofrecido a si mismo por nadie, ni aun por los musulmanes. No obstante, Jehová Dios se hizo carne y habitó entre nosotros, y vimos su gloria (Juan 1:1, 14).

 Otro aspecto importante es que Alá no es un Dios que interviene de manera sobrenatural en el mundo de los vivientes. Ejecuta su voluntad y al final recompensará o castigará. a los hombres, pero no hace milagros. Los únicos milagros que el Islam acepta fueron los que realizaron algunos patriarcas y Jesús. Pero el Corán no registra ningún milagro realizado por medio de Mahoma, ni tampoco algún milagro obrado por la mano directa de Alá. Sin embargo, la Biblia registra el mayor milagro realizado en favor de los hombres, que hace de Jesús más que un simple profeta: al tercer día, resucitó de entre los muertos. Con eso quedó comprobado que es quien él dijo que era: el Hijo de Dios. El Islam registra que Mahoma murió, y sus restos fueron llevados al paraíso, pero Jesús resucitó y se presentó vivo ante cientos de testigos, hecho que ni aun sus enemigos y opositores pudieron refutar.

Finalmente, tenemos el asunto de la salvación. Para el Islam, la salvación depende únicamente de las obras, y ni siquiera los musulmanes pueden tener la seguridad de que irán al paraíso. Su única confianza es que Alá sea misericordioso y se apiade de ellos. Pero, no existe en el Islam ninguna certeza. La Biblia nos muestra todo lo contrario. Toda persona que deposita su confianza en el sacrificio de Cristo, tiene la completa certeza de que para él no hay ya condenación. Jesús mismo declaró: “Mis ovejas oyen mi Voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.” '

Otro elemento característico del Islam es lo que se denomina el fatalismo. Se define como la creencia en que todo lo que ocurre, lo bueno y lo malo, es obrado por la voluntad de Alá.  Algunas personas sostienen que el fatalismo islámico y la doctrina calvinista de la predestinación son idénticas. Sin embargo, existen unas diferencias fundamentales. El Islam pone tanto énfasis en Alá como la causa de todos los eventos, que prácticamente excluye las causas secundarias, entiéndase las acciones que obran los seres humanos siguiendo su propia voluntad. Si bien el extreme hipercalvinista guarda bastante parecido con el fatalismo islámico, el calvinismo clásico mantiene un balance entre la soberanía de Dios y la responsabilidad de sus criaturas. Tanto la Confesión de Londres de 1689 como Westminster declaran lo siguiente; “Dios, desde la eternidad, por el sapientísimo y santísimo consejo de su propia voluntad, ha decretado en sí mismo, libre e inalterablemente todo lo que sucede; sin embargo, de tal manera que por ello Dios no es ni autor del pecado ni tiene comunión con nadie en el mismo; ni hace violencia a la voluntad de la criatura, ni le quita la libertad o contingencia de las causas secundarias...”

En la práctica, el Islam sostiene una predestinación de los fines sin considerar los medios por los cuales se logran dichos fines. Para tener un cuadro más claro de lo que estamos diciendo, veamos este ejemplo utilizado por el Dr. Lorraine Boetner en su libro La Predestinación: “Un barco con ingleses y musulmanes se desplazaba por el mar.  Accidentalmente, uno de los pasajeros cayó al mar. Los musulmanes, observando con indiferencia al pasajero accidentado, dijeron  ‘Si está escrito en el libro del destino que se ha de salvar, se salvará sin nuestra ayuda, y si está escrito que perecerá, no hay nada que podamos hacer. ’  Y con eso lo dejaron. Los ingleses, en cambio replicaron: ‘Tal vez está escrito que nosotros hemos de salvarlo ’ y le arrojaron una cuerda y le sacaron vivo del agua.”
Ambas posiciones son parecidas en que reconocen que lo que sucede ocurre conforme a la voluntad de Dios, sin embargo el término “voluntad de Dios” no tiene el mismo significado para el Islam que para el Cristianismo. El Islam reduce a Dios a una categoría de la voluntad y le convierte en un déspota oriental, infinitamente por encima de la humanidad. A Alá no le interesa en lo más mínimo el carácter, sino únicamente la sumisión. El Dr. Samuel M. Zwemer explica que en la doctrina islámica "la omnipotencia de Dios es tan absoluta que excluye toda actividad por parte de la criatura.”  La única actividad que reconoce el Islam es la que se denomina kasb; es decir, el reconocimiento de un acto como propio, pero después de todo, no es sino uno que el individuo estaba obligado a realizar como parte  de la voluntad de Dios. ¿Y, cuál es la importancia de todo esto? Esta creencia fatalista del Islam le lleva a establecer un sistema de moral dudosa en la que se puede justificar casi cualquier acto, aún negativo, como uno que debía suceder porque era la voluntad de Alá.  Por esta razón es que al Islam se le dificulta mucho evitar la conclusión de que Dios es responsable directo y autor del pecado.

El mayor contraste lo hallamos, sin embargo, en las enseñanzas de Jesucristo en el Sermón de la Montaña versus las enseñanzas islámicas que enfatizan la ley del talión o el ojo por ojo y diente por diente. Jesús habló acerca del amor al prójimo al grado de amar aun a los enemigos y bendecir a los que nos maldicen. Instruyó también sobre el no pagar mal por mal, ni procurar la venganza. Jesús demostró con su vida estos principios de tal manera que ni aún sus acusadores pudieron sorprenderle en algo indebido. La causa por la cual fue sentenciado y acusado por los gobernantes judíos fue por el cargo de blasfemia, porque afirmo ser igual a Dios.  Sin embargo, no podemos decir lo mismo de Mahoma, quien al no poder lograr sus objetivos pacíficamente, recurrió a la violencia y al derramamiento de sangre. El Islam favorece la venganza y el dar a los demás el mismo trato que se recibe de ellos. Sin embargo, el mismo Cristo declare: "Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis?” (Mateo 5:46). También enseñó: "Oísteis que fue dicho: 0jo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también Ia otra; y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos. AI que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses" (Mateo 5:38-42).

Como testificar a los musulmanes

Los musulmanes son uno de los grupos más difíciles de alcanzar para los que predican la palabra.   Hay varias razones para ello. Al igual que para el judaísmo, el lslam es más que una religión que la persona practica en su tiempo libre.
El Islam envuelve toda la vida del musulmán: el aspecto social, cultural, civil y familiar del individuo. Abandonar el Islam implica romper con los lazos familiares y culturales que tanto significado tienen para el musulmán. Y por supuesto, en los países musulmanes, la ley islámica es extremadamente severa con los que abandonan a la fe.  Le puede costar la vida a cualquier musulmán que abandona su religión, además del rechazo de su familia. Sin embargo, a la misma vez, los musulmanes son bastante abiertos a dialogar sobre asuntos de religión, y al menos en occidente, respetan a los que vienen a hablarles de Jesucristo, aunque no estén de acuerdo con ellos. Esto abre una puerta para el dialogo serio con estas personas.

Es recomendable entablar una amistad con la persona.  Haga preguntas acerca de sus creencias y hable de las similitudes o puntos en común que hay entre las enseñanzas del Islam y lo que Jesús enseñó. Se debe tener presente que los musulmanes muestran respeto hacia Jesucristo, considerándolo después de Mahoma, el segundo profeta más grande que Alá ha levantado.

Una buena manera de introducir el tema acerca de la obra de Cristo, se le puede preguntar al musulmán cuál ha sido la obra de amor y sacrificio más grande que Alá ha hecho por el mundo. Este punto es importante porque aunque, como hemos explicado, Alá es reconocido como misericordioso y proveedor, el Islam no registra ni reconoce que Alá haya hecho algún sacrificio a favor de nadie. Tampoco menciona en ningún lado que Alá es un Dios de amor. Lo único que hizo, según ellos, fue dar a Mahoma sus leyes y preceptos. Se puede proceder a explicar que la Biblia afirma que Dios hizo un acto supremo de amor, entregando a su propio Hijo para cumplir con lo que ningún ser humano podía cumplir: la ley de Dios.

No hay que cumplir con una serie de leyes y estatutos para agradar a Dios. Tampoco hay que tratar de llegar al nivel de la perfección de Dios, por medio de su ley santa y perfecta.  Es imposible que el ser humano pueda alcanzar esa perfección que la ley exige.  El que piensa que puede lograrlo demuestra orgullo en su corazón.  Pero, lo que no podíamos lograr por nuestras fuerzas, Jesús lo hizo. Cumplió con la ley divina de manera perfecta y en la cruz llevó nuestros pecados.

Jesús dijo “No hay mayor amor que éste, que uno ponga su vida por sus amigos" (Jn.15: l 3).  Jesús hizo precisamente eso; puso su vida por cada uno de nosotros.  Hágale ver al musulmán que la única esperanza que tiene es tratar de cumplir la ley del Islam, y ver si en el día del juicio sus buenas acciones sobrepasaran sus acciones pecaminosas. No hay ninguna seguridad, sino una esperanza basada en la capacidad del ser humano, que es limitada. Sin embargo, podemos ser, al igual que Abraham (Gen. 15:6), declarados justos por la fe. Lo único que se necesita es fe en Jesucristo, quien llevó nuestros pecados y pagó por ellos. Explique al musulmán que si está cansado de tratar de ser perfecto y obtener el paraíso por medio de sus obras, entonces necesita de Jesús. El dijo: “Vénid  a mi todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar " (Mt.11:28).

 Explique que Jesús caminó sobre las aguas, se levantó de entre los muertos, sanó a los enfermos y cumplió a perfección con la ley de Dios.  ¿Hizo el profeta Mahoma más que lo que hizo Jesús?  ¿Prefiere tratar de agradar a Dios intentando cumplir la ley de Alá, o por medio de la gracia en Cristo?

El Hno. Ricky Feliciano, quien trabajo con Operación Movilización (OM) entre los musulmanes, y actualmente es director de la revista “Enfoque” de Editorial Unilit, recomienda tomar en cuenta los siguientes puntos:

1. Definir lo que es el concepto del pecado. Para el musulmán, el pecado existe si la persona es sorprendida en el acto mismo.  De hecho es algo parecido a lo que creían los judíos y que Cristo tuvo que aclarar en el Sermón del Monte.

2. Para el musulmán el concepto de Jesús como Hijo de Dios es inaceptable porque implica que Dios tuvo relaciones sexuales con una mujer. Por eso al principio es conveniente referirse a Jesús como Cordero de Dios, cuando estamos presentando el evangelio, aunque en el futuro se puede traer el concepto de Hijo de Dios, explicando lo que ello significa.

3. La manera que utilizábamos para evangelizar a los musulmanes era explicarles que Dios proveyó a Abraham un cordero para que no matara a su hijo (consideran que ese hijo ahí era lsmael, y no Isaac). Ellos celebran una fiesta cada año donde sacrifican un cordero, conmemorando este evento. El profeta Juan el Bautista afirmó que Jesús era el Cordero de Dios (Jn. 1:29). De la misma manera que Dios proveyó un cordero a Abraham, Dios proveyó a Jesús como Cordero sustituto, para morir por nosotros y quitar el pecado. Ése sacrificio es suficiente.

Mantenga su mensaje cristocéntrico, y evite hablar de los aspectos negativos, o criticar la religión islámica, o hablar mal del profeta Mahoma. Deje que el Espíritu Santo sea el que convenza a la persona, y ore por ella. Mantenga una actitud amistosa y de respeto con la persona; esto mantendrá abierta la puerta.
1“Mahoma, EI Corán y Ia fe islámica"  ,DSySM, 1:233-241.